Lámparas HPS de sodio a alta presión: las reinas del cultivo de interior
El principio de funcionamiento de las lámparas de sodio (HPS) o lámparas de descarga se basan en unos fundamentos muy distintos al funcionamiento de las lámparas incandescentes. En las lámparas de sodio, la energía lumínica se produce en el interior de un tubo relleno de gas. Tras la generación de un arco eléctrico, este gas queda ionizado, estableciendose así la conductividad eléctrica y generandose luz a consecuencia del gas altamente excitado.
Debido a las característcas eléctricas de estas lámparas HPS, y a sus requerimientos eléctricos, estas bombillas necesitan de elementos auxiliares para funcionar. En efecto, necesitan de una circuitería anexa que actue como cebador. Este componente del equipo, comunmente llamado balastro, es el encargado del suministro eléctrico especifico que necesita la bombilla de sodio, así como de otras labores de control y estabilización para que la bombilla funcione a un régimen estable y no sufra daños.
Otro elemento anexo al equipo, junto a la bombilla de sodio y el balastro, son los reflectores. Aunque de concepción relativamente simple, estos elementos están estudiados y diseñados para aumentar el rendimiento y la eficacia de la lámpara. Su misión fundamental es dirigir la luz que sale en una dirección distinta a la ubicación de las plantas en direccion a ellas, para así aprovechar al máximo toda la radiación. También es frecuente que este elemento asuma tareas auxiliares en el sistema de refrigeración cuando se trata de reflectores cerrados tipo Cool Tube.
Los reflectores, además de desviar la luz hacia un punto específico, también llevan incorporados a su chasis los casquillos responsables de suministrar la energía a los terminales de la bombilla de sodio. De este modo, resulta un equipo más compacto y con los componentes más integrados.
Lámparas HPS de sodio vs lámparas de nueva tecnología
Estos tres componentes forman una unidad inseparable y necesaria en todo equipo de iluminación de sodio. Pero centrémonos un poco más en las bombillas de sodio y en su actual y futuro recorrido en el mundo de la hortifruticultura cannábica.
Las lámparas de sodio son las más utilizadas debido a sus altos ratios de rendimiento. Disponibles en 5 escalas de potencia, que van desde las menos potentes de 250 W, pasando por las de 400W, las de media potencia de 600W y las más potentes del mercado, de 1000W, los verdaderos pesos pesados de las HPS. La altísima eficacia de las bombillas de sodio nos permitirán tener campos de cultivo de interior tremendamente productivos, aunque, eso si, debido al intenso calor que producen, deberemos contar con adecuados equipos de extracción de aire así como con unidades suficientes de aire acondicionado para estabilizar las altas temperaturas a entornos térmicos adecuados.
Estas lámparas son por derecho propio las reinas de la iluminación en cultivos de interior. No obstante, en estos últimos años, han aparecido tecnologías que con más o menos éxito, según que casos, han pretendido competir con las arraigadas bombillas de vapor de sodio o más conocidas también como lámparas HPS.
No hará más de cinco años, entraron como fuertes competidoras en el mercado las lámparas LED, cuya producción de luz es fría y no produce calor. Con unos consumos eléctricos muy bajos y con la ventaja que representa el anonimato frente a la detección de cámaras térmicas, prometian ser la opción más adecuada. Además, estos focos tienen la ventaja de que al no producir calor, podemos acercarlos mucho a la planta sin quemar estas. Por último, otra ventaja de las LED muy a tener en cuenta es su larga duración, aproximadamente el doble.
Si además, contamos que el problema de todo el calor global que se genera en el cuarto de cultivo por las lámparas de sodio queda eliminado con las bombillas LED, tendremos serios argumentos a favor del uso de la tecnología LED. Si convenimos que las bombillas LED consumen muy poco, no generan calor y podemos acercarlas mucho a la planta, podriamos pensar que son las más adecuadas para nuestro cuarto de cultivo. Y estariamos en lo cierto, de no ser por un detalle: su precio. Efectivamente, su precio aún resulta desorbitado para casi cualquier cultivador, por lo que generalmente no representan una opción por cuestiones de viabilidad económica.
Posteriormente a las lámparas LED, y de forma reciente, hicieron irrupción en el mercado las bombillas LEC, una tecnología prometedora que auna un rendimiento equiparable a las bombillas de sodio con un consumo aproximadamente de la mitad y una baja disipación térmica. Actualmemte, las bombillas LEC son las más serias competidoras de las lámparas de sodio, ya que a igual prestaciones, generan menos calor y consumen la mitad.
A fecha de hoy, las lámparas de sodio son de uso predominante entre la comunidad de cultivadores de cannabis. Posiblemente, aún falten varios años para que las bombillas basadas en tecnologia LEC, o quizás, según la evolución de sus precios, las LED, desbanquen totalmente a las lámparas de vapor de sodio. El tiempo nos irá contando el sentido de esta evolución.